viernes, 12 de noviembre de 2010

Haciéndonos viejos

Hay días que me da por pensar como los viejos. Por decir: cuando yo tenía tu edad no éramos tan maleducados ni estúpidos como vosotros. Eso creo, pero en el fondo no estoy segura porque tampoco me parecía que era tan bajita como ellos, ni que teníamos esas cara de bollos que dan ganas de pegarles un bocao cuando los ves en la ESO fumando y haciéndose los mayores.

Me doy cuenta de que estoy creciendo. "Creciendo", entre comillas, porque no sé si continúo en edad de "crecer" o he pasado la frontera hacia "envejecer". Tengo sólo veinte años, veinte días del nombre como diría George RR Martin, pero empiezo a notarme mayor No es que me duelan los huesos (en su lugar pondremos un constipado continuo) pero lo intuyo en mí misma.

Han empezado mis primeros roces con el mundo laboral, y creo que me ha arañado la primera lagarta de ése ecosistema que es el trabajo. Y yo, que parezco un búho de día, que vivo medio perdida entre este mundo y otro que yo misma he inventado, me veo un poco en bragas. Supongo que es como todo, cuestión de espabilarse con hostias en la cara.

Todo está cambiando, tanto dentro como fuera de mí. Primero lo noté en internet, en las redes sociales, en la tele y en la prensa digital. Luego fueron los coches, los planes de estudios, el lenguaje de los niños y los juguetes de navidad. Después me cambiaron a buenos cantantes como Shakira para convertirlos en Loba o Loca con sus letras vacías y pegadizas. Mago de Öz pasó de ídolo de masas a escupidera, el manga dejó de ser rechazado para ser celebrado en salones, los libros han ido de las estanterías a las basuras y la tele cada vez pasa más tiempo apagada.

He conocido chungos, raperos, góticos, lolitas, punks, pijos, emos, frikis y heavys. Se mantiene el espíritu tribal pero los símbolos van cambiando.

Y cada uno, en esta marea de gente y tiempo, intenta encontrarse a sí mismo o perderse para siempre. Como le pasó a esta buena mujer, que antes era preciosa en todos sus aspectos y ahora se ha convertido en una burda imitación de Britney Spears. Sigh*



Cuántas veces he llorado escuchando esta canción, cuántas veces la he cantado a gritos el disco mientras pasaba la aspiradora. Y ahora solo me dan ganas de preguntarme dónde se ha quedado esa chica que era sexy y preciosa y que además tenía valores con los que me identificaba, yo y todas las que teníamos muy claro no ser Barbies. Antes molabas, amiga.

2 comentarios:

  1. ¡¡Cómo me identifico con tus palabras!! Todo cambia de golpe. Parece que no pero un día te empiezas a dar cuenta de que no eres una niña: empiezas el curro, la uni, a buscar piso para estudiar, a tener que vivir por tí misma... Mil cosas...

    Por cierto, estoy totalmente de acuerdo con lo de Shakira: ahora no me gusta nada. Quiero a la Shakira que se quedó en Servicio de Lavandería o como mucho, con Fijación Oral. Ahora eso, una Barbie más víctima de lo comercial, del dinero fácil que dan las masas... en fin...


    Un besito, me encanta este post ;)

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  2. Muchas gracias por tu comentario, Sofía! que bueno es saber que no soy la única que siento que me hago viejecilla!
    Pero bueno, al mal tiempo buena cara, que no todos los cambios son para mal... aunque Shakira de hecho lo es.

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